El hogar del goliath
- Daniel Martín
- 10 ene 2019
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 5 feb 2019
Las Islas Canarias se caracterizan por la presencia de grandes lagartos en su fauna desde principios del Cuaternario, según el estudio A Glimpse of the Past (2018). Estos constituyen el género Gallotia, y son endemismos del Archipiélago. Los especímenes de mayor tamaño llegaron a medir más de un metro, según los restos fósiles hallados. Así, los yacimientos arqueológicos de los aborígenes también se relacionan con la presencia de estos reptiles. Al igual, otros organismos de grandes dimensiones vivieron en el territorio insular, como la tortuga y la rata gigante.
El Gallotia goliath fue el lagarto de mayor medida, alcanzando el metro y medio de largo. Telesforo Bravo, naturalista y geólogo fallecido, y su padre descubrieron los primeros restos en 1936. Este habitó en las islas occidentales, según Esther Martín, paleontóloga del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife. Asimismo, destaca la robusteza y potente cráneo de esta especie extinta. Juan Tomás Macías, arqueólogo y agente de medioambiente en Anaga, asevera que estos animales formaron parte de la dieta de los guanches: “eran un recurso comestible oportunista”.
Sin embargo, algunas especies han sido redescubiertas recientemente. Así, se han hallado pequeñas poblaciones del lagarto gigante desde 1971 hasta 2007, en sus diferentes variantes insulares. Aurelio Martín, biólogo jubilado y naturalista, participó activamente en algunos de los redescubrimientos, y enfatiza que estas se creyeron extintas tras los efectos de la colonización. “Ahora sobreviven en acantilados y lugares de difícil acceso con menos recursos, los cuales no son su hábitat natural”, alega el científico.

Distribución y hábitat
Respecto al desaparecido goliath, Esther Martín indica que los tubos volcánicos reúnen las mejores condiciones de conservación de fósiles por su constante temperatura y humedad. Esta rememora haberlos encontrado en lugares como la Cueva del Viento, que conforma el mayor tubo volcánico de Europa: “en esta zona debería haber un fayal brezal si no era una laurisilva pura”. La localización de los restos indica cuál fue la distribución del animal en el pasado, según la entendida.

Por su parte, Macías dice haber
identificado fragmentos del esqueleto del goliath, juntos a los de rata gigante, en los
antiguos poblados aborígenes. Este liga su distribución a las zonas costeras, mientras que Esther Martín entiende que su hábitat se extendía también hacia la cumbre, pasando por “la casi extinta laurisilva”. El arqueólogo revela que se han encontrado restos en Buenavista y Barranco Hondo. Ambos investigadores
coinciden en los derrubios de ladera como
otra localización de los fósiles, pero en
peores condiciones.
“La laurisilva sufrió una fragmentación terrible y una deforestación masiva que no dejo árboles antiguos”
Esther Martín apunta a la posible existencia de vegetales, actualmente extintos, que podrían servir como alimento al reptil: “con las plantas tenemos el problema de que casi nunca fosilizan, por ello no podemos saberlo con seguridad”. La experta añade que esto podría desvelarse a partir de estudios sobre el polen. Sin embargo, concreta que “el único lugar donde podría conservarse en condiciones óptimas es en la laguna sobre la que se construyó la ciudad de San Cristóbal de La Laguna”.
Aurelio Martín concibe un declive de las plantas de frutos carnosos en Canarias, tras la extinción del goliath y el retroceso de las otras especies del género Gallotia, ya que “estos actuarían como dispersores de semillas”. Esther Martín manifiesta que “el tipo de flora ha cambiado muchísimo en las Islas desde sus comienzos a la actualidad”. Además, alude a la evolución de la selva templada endémica: “la laurisilva sufrió una fragmentación terrible y una deforestación masiva que no dejo árboles antiguos”.

El gigantismo insular
Los lagartos y otros vertebrados llegaron en balsas de vegetación y evolucionaron de forma diferente en cada isla, según Esther Martín. Esta explica que la ausencia de depredadores y abundancia de alimento se tradujo en el gigantismo insular, es decir, “la tendencia evolutiva al aumento de tamaño”. “Las islas Galápagos se encuentran en torno a mil kilómetros de la costa y están pobladas por diferentes mamíferos, Canarias está a solo cien kilómetros de África desde Lanzarote”, razona la paleontóloga.
El mismo género de tortuga que habita hoy en Galápagos vivió en el Archipiélago, según Aurelio Martín. Este fue alumno de Telesforo Bravo, quien también descubrió los primeros restos de la rata gigante en el acantilado de Martianez (Tenerife), según el artículo Aportaciones de D. Telesforo Bravo al conocimiento de la fauna de vertebrados terrestres de las islas Canarias, escrito por el propio Aurelio Martín.
Desaparición
Esther Martín y Aurelio Martín coinciden en que el motivo de la desaparición del goliath y la rata gigante se debió a la acción humana, después de la conquista de las Islas (1402-1496) por parte de los castellanos. “La introducción de los gatos y ratas comunes mermó la población de lagartos”, alega la paleontóloga. Esta hace énfasis en el peligro que suponen los gatos asilvestrados para los ecosistemas: “atacan y matan las crías de la fauna endémica”. Además, incluyen como responsables a las cabras asilvestradas.
Ambos señalan la ocupación de casi la totalidad del suelo por la agricultura extensiva. De esta manera, los hábitats naturales de estos animales menguaron, según Aurelio Martín. Por su parte, Juan Ramón Núñez, autor del libro Historia de los Montes de Tenerife, asegura que en el pasado existían auténticos riachuelos de caudal continuo. La paleontóloga cuantifica 5 aves y 3 roedores endémicos del Archipiélago desaparecidos, y establece la existencia de la tortuga gigante en periodos más tardíos.

“Al comparar los fósiles de las especies de lagartos que aún sobreviven con sus congéneres actuales, observamos una reducción de tamaño”
Esther Martín revela que “al comparar los fósiles de las especies de lagartos que aún sobreviven con sus congéneres actuales, observamos una reducción de tamaño”. Así, explica que esto se debe a la presión humana, ya que “a día de hoy cuentan con escaso espacio y menos recursos”. Aurelio Martín redescubrió, junto con su equipo, al gallotia bravoana en la Gomera, el cual se creía extinto. “El hecho de permanecer resguardados en acantilados o barrancos también afecta a la reducción de sus dimensiones”, aclara.
La académica nombra los lagartarios del Hierro y la Gomera como lugares de cría para la puesta en cautividad, pero asegura que “cuando hacemos los planes de reintroducción los ejemplares no duran demasiado tiempo con vida”. Esta denuncia que los gatos asilvestrados los matan, las ratas comunes se comen sus huevos y las cabras les quitan su alimento.

“Si se dispusieran especímenes en un terreno llano y rico en recursos, como sería su espacio antaño, dentro de 30 años de evolución tendríamos unos monstruos”
Esther Martín indica que existen planes de erradicación pero muchas veces no se entiende su propósito: “algunos colectivos no comprenden que el objetivo no es matar animales, sino salvar la fauna endémica de la extinción”. Por su parte, Aurelio Martín argumenta que “si se dispusieran especímenes en un terreno llano y rico en recursos, como sería su espacio antaño, dentro de 30 años de evolución tendríamos unos monstruos”.
El biólogo rememora una anécdota en una de sus visitas al Roque de Anaga de Fuera: "el pescador que me transportaba se refirió a una cavidad como la cueva del caimán, por ser la guarida de algún ejemplar en el pasado". Aurelio Martín reconoce haber visitado más de 100 veces La Palma en busca del Gallotia auritae, ya que considera erróneo un supuesto avistamiento de esta especie ocurrido en 2007: "en caso de que verdaderamente se encontrara una población, habría que comunicárselo oficialmente a las autoridades ambientales, ya que necesitaría medidas de protección urgentes".

Comments